cosas y cosillas
viernes, 20 de agosto de 2010
jueves, 19 de agosto de 2010
Chesni era un señor
Chesni era un señor.
Los años pasan, para todos, pero a algunos los mejoran, como el buen vino y a otros les estropea como le pasa al vino malo, que se pica y parece vinagre.
A veces por la calle, y sin previo aviso, te encuentras con trazos de tu pasado lejano e imperfecto, que te llevan de viaje, a velocidad de la luz, a hace x número de años (x=a rellenar por cada lector), y te das cuenta de cuanto hemos cambiado, gracias a Dios.
Pero una vez que llegas a ese año, en mi caso al mil novecientos y pico y dos mil y poco, te das cuenta de más cosas y te acuerdas de más gente, incluso de ti misma en ese momento elegido al azar. Cuantas ilusiones y cuanta gente se perdió por los caminos del día a día, y las calles de nos hacemos mayores, cada uno como nos da la gana, unos se hacen señores medio calvos y otras, han mejorado, o mejor dicho, hemos mejorado.
El caso es que por no enfrentarnos por la calle a un”hola”, o incluso algo más tajante como un “hasta luego”, fuimos capaces de meternos en la primera tienda que encontramos, lo que nos llevó a tener un bolso cada una y poder fisgar cómodamente, tras el cristal del escaparate, y efectivamente, aquel chico pesado del mil novecientos y pico, de pintas extrañas y teorías propias de la época y de los porros, era un señor. La imagen era clara, la de se momento y la de antes, la lástima es que a una misma no me tengo en imágenes nítidas, de carpetas del pasado y el caso es que hay fotos, muchas que ni siquiera me reconozco, quizá si me enfrentara a mi yo del pasado, me metería rápidamente en cualquier tienda a compra un bolso o cualquier otra cosa.
Los años pasan, para todos, pero a algunos los mejoran, como el buen vino y a otros les estropea como le pasa al vino malo, que se pica y parece vinagre.
A veces por la calle, y sin previo aviso, te encuentras con trazos de tu pasado lejano e imperfecto, que te llevan de viaje, a velocidad de la luz, a hace x número de años (x=a rellenar por cada lector), y te das cuenta de cuanto hemos cambiado, gracias a Dios.
Pero una vez que llegas a ese año, en mi caso al mil novecientos y pico y dos mil y poco, te das cuenta de más cosas y te acuerdas de más gente, incluso de ti misma en ese momento elegido al azar. Cuantas ilusiones y cuanta gente se perdió por los caminos del día a día, y las calles de nos hacemos mayores, cada uno como nos da la gana, unos se hacen señores medio calvos y otras, han mejorado, o mejor dicho, hemos mejorado.
El caso es que por no enfrentarnos por la calle a un”hola”, o incluso algo más tajante como un “hasta luego”, fuimos capaces de meternos en la primera tienda que encontramos, lo que nos llevó a tener un bolso cada una y poder fisgar cómodamente, tras el cristal del escaparate, y efectivamente, aquel chico pesado del mil novecientos y pico, de pintas extrañas y teorías propias de la época y de los porros, era un señor. La imagen era clara, la de se momento y la de antes, la lástima es que a una misma no me tengo en imágenes nítidas, de carpetas del pasado y el caso es que hay fotos, muchas que ni siquiera me reconozco, quizá si me enfrentara a mi yo del pasado, me metería rápidamente en cualquier tienda a compra un bolso o cualquier otra cosa.
lunes, 16 de agosto de 2010
Libros del verano
Una de las cosas que más me gustan del veranos son los libros que leo, este año ha tocado Truman Capote: A sangre Fría, y así me ha dejado un poco: fría; Kapuściński, un libro sobre reportajes, que no ha sido lo que esperaba de este autor; y ahora estoy con Almudena Grandes y Melocotones Helados...que por ahora promete...
Preparación de viaje
Acabo de imprimir la reserva del hotel y el alquiler del coche, me siento como una adolescente porque no se que ponerme ni que llevar. La vida es una sucesión de viajes y este empieza desde el lunes pasado, cuando entre vinos, decidimos este lugar: sicilia
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)